¿Es la meritocracia un mito?

¿Es la meritocracia un mito?

¿Vivimos en una sociedad donde realmente se puede ascender por méritos o el éxito está limitado para unos pocos privilegiados?

  • Los políticos y personalidades públicas siempre destacan su interés por la meritocracia y por dar igualdad de oportunidades.
  • El sistema de la meritocracia permite que las personas que obtengan ventajas o mejores condiciones, sea gracias a sus méritos, y no a sus privilegios o contactos.
  • Las carreras de éxito deben estar basadas en la recompensa por los méritos conseguidos.

Al comienzo de su mandato, Theresa May, primera ministra de Gran Bretaña dio un discurso muy inspirador donde apostaba por el retorno del sistema de la meritocracia, resaltando este mensaje:

“Donde tu talento y trabajo sea lo que importa, no dónde naciste ni quiénes son tus padres o cuál es tu acento”.

Esa es la verdadera base de la meritocracia y de tener la oportunidad de ascender por méritos en cualquier carrera profesional, basándose solo en tu trabajo, competencias y resultados obtenidos.

Si lo piensas, no tiene nada de ilógico, ya que es el sistema más racional y justo para medir el talento y la valía de una persona y conseguir una carrera de éxito.

Sin embargo, en la realidad, sobre todo entre las élites políticas y directivas, la meritocracia hace años que perdió su valor, y se busca ocupar los puestos de relevancia, con personas influyentes, bien posicionadas o que poseen ciertos privilegios.

En España, resuenan mucho los debates en torno a la meritocracia con el conocido efecto de las“puertas giratorias” y la incorporación de políticos retirados a puestos directivos en grandes organizaciones.

En Estados Unidos, este debate también está más candente que nunca, cuando Trump defiende una América basada en la cultura del esfuerzo y los méritos, al mismo tiempo que aprueba leyes que promueven la exclusión social y el rechazo a los no nacidos en Estados Unidos.

¿Qué permite la meritocracia para la mejora de la sociedad?

Fue el sociólogo Daniel Bell, en los años 70, quien demostró la validez de la meritocracia, defendiendo que era la mejor forma de desarrollar la “economía del conocimiento” y aumentar la productividad y éxito de cualquier profesional o empresa.

Aplicar un sistema de meritocracia permite:

  • Extender la competencia empresarial a gran escala, mejorando las oportunidades de todos los agentes involucrados.
  • Promover la igualdad y derribar los sistemas jerárquicos basados en leyes o tradiciones obsoletas que conceden mayores privilegios a una minoría.

Actualmente, los expertos en sociología, política y desarrollo social coinciden en que la sociedad tiene muy integrada la idea de ascender por méritos, pero son conscientes de que en muy pocas ocasiones se lleva a la realidad y se premia o favorece al que más se lo merece y ha trabajado por ello.

Las brechas de género o la concentración de poder demuestran que la meritocracia no se practica en la vida real, aunque siempre existan excepciones y organizaciones que sí que promueven la igualdad de oportunidades y las recompensas basadas en la valía de cada persona.

Fuente: Universia

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