Bélgica, ¿país de unicornios?
Cinco start-ups valoradas en más de mil millones de dólares, decenas de scale-ups en rápido crecimiento y un ecosistema estructurado en torno a la investigación y la excelencia. Bélgica afirma ahora su estatus como centro tecnológico europeo, a pesar de la magnitud de los retos a los que se enfrenta. Bélgica afirma ahora su estatus como centro tecnológico europeo, a pesar de la magnitud de los retos a los que se enfrenta.
El término «unicornio» se refiere a una start-up que no cotiza en bolsa y está valorada en más de mil millones de dólares. Nacido en Silicon Valley, este término subraya el carácter excepcional de estas empresas, que son a la vez poco comunes y con un gran potencial de impacto económico y tecnológico. Durante mucho tiempo, Bélgica no contaba con ninguna en su arsenal empresarial. Hoy en día, con cinco unicornios activos y varios «soon-icornios» (unicornios en proceso de formación) al acecho, está recuperando el tiempo perdido y se está imponiendo en el panorama europeo.
Cinco gigantes nacidos en un pequeño país
Entre los cinco unicornios que cuenta hoy Bélgica, Collibra ocupa un lugar histórico. Creada en 2008 en Bruselas como una escisión de la Vrije Universiteit Brussel y primera empresa unicornio belga, la empresa se ha convertido en líder mundial en gestión de datos. Su plataforma es utilizada por instituciones de prestigio como Toyota, L’Oréal o el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD). Su valoración actual alcanza los 5250 millones de dólares.
Otra joya tecnológica, Odoo, vio la luz en Louvain-la-Neuve en 2002, impulsada por el emblemático Fabien Pinckaers (que recientemente ha multiplicado sus apariciones mediáticas). La empresa ha sabido imponerse como una alternativa de código abierto frente a los gigantes del ERP (Enterprise Resource Planning), y SAP en el punto de mira, con una serie de aplicaciones utilizadas por más de 13 millones de pymes en todo el mundo. Con un crecimiento anual del 40 %, una facturación de 282 millones de euros en 2023 y una recaudación de 500 millones de euros, Odoo, la más famosa de las empresas unicornio belgas, alcanza hoy un valor de 7000 millones de euros.
La escena de Gante también está bien representada con Deliverect, fundada en 2018. La start-up se ha especializado en la automatización de pedidos para la restauración, conectando las plataformas de entrega con los sistemas de caja. En 2022, superó el umbral de los mil millones de dólares tras una ronda de financiación de 130 millones de euros. En la actualidad, procesa más de 1,5 millones de pedidos a la semana, repartidos por numerosos países.
Team.blue, por su parte, nació en 2019 de la fusión de varios grupos europeos de alojamiento web orquestada por Jonas Dhaenens. Presente en veintidós países y con más de 3000 empleados, la empresa ofrece una amplia gama de soluciones digitales para pymes, que van desde el comercio electrónico hasta la ciberseguridad. Su valoración asciende actualmente a 4800 millones de euros.
Por último, Lighthouse Intelligence, la más reciente del grupo, se fundó en 2012 en Gante. Especializada en inteligencia comercial para el sector hotelero, recaudó 370 millones de dólares en 2024 para apoyar su desarrollo mundial. Su plataforma procesa diariamente más de 140 terabytes de datos al servicio de 70 000 establecimientos repartidos en 185 países.
La innovación belga no se limita a las empresas unicornio
Varias scale-ups se están imponiendo como figuras emergentes. Robovision, en Gante, democratiza la inteligencia artificial (IA) en la visión industrial. TechWolf, por su parte, desarrolla una tecnología de cartografía de competencias utilizada por grandes grupos internacionales.
Actores como Trustup (que pone en contacto a artesanos y clientes), Paleo (proteínas alternativas), Greenomy (fintech sostenible) o Aikido Security (ciberseguridad «developer-first») alimentan un terreno fértil. En 2025, se recaudaron más de 378 millones de dólares en el primer semestre. Imec-istart, la aceleradora de empresas del IMEC, con sede en la Grand Poste de Lieja, recientemente elegida mejor aceleradora universitaria del mundo por UBI Global, cuenta con 340 start-ups en su ecosistema.
Un ecosistema estructurado, pero desigual.
El éxito belga se basa en una serie de ventajas: universidades punteras (KU Leuven, UCLouvain), centros de investigación como el IMEC (microelectrónica) o el VIB (biotecnología), una mano de obra altamente cualificada y multilingüe, y una densa red de incubadoras.
Bélgica se está poniendo al día en materia de IA, ya que esta materia concentra el 70 % de las inversiones tecnológicas. La biotecnología sigue siendo otro pilar estratégico con el «Health & Biotech Valley» (el ecosistema biofarmacéutico y biotecnológico belga), que agrupa a más de 600 empresas y moviliza más de 5000 millones de euros en investigación y desarrollo. En 2024, el importe total recaudado por las start-ups tecnológicas belgas alcanzó los 1430 millones de euros, un récord.
Retos persistentes, ambiciones claras
A pesar de este auge, siguen existiendo puntos débiles: la escasez de talento frena el crecimiento del 51 % de las start-ups. Las disparidades regionales son notables: el 74 % de las inversiones se concentran en Flandes, frente al 13 % en Valonia y el 11 % en Bruselas. El acceso a la financiación en la fase de crecimiento sigue siendo un punto conflictivo.
Sin embargo, la dinámica está en marcha. Con un tejido empresarial en proceso de maduración, una generación de fundadores que reinvierten y una ambición ahora asumida de convertirse en una fábrica de unicornios, Bélgica traza su camino.
