Por qué no hay que fiarse del “buen rollo” en una entrevista de trabajo
Cuando se trata de entrevistas de trabajo, es difícil ver las cosas desde un punto de vista puramente racional y objetivo. Puedes salir pensando: “Tengo un buen presentimiento sobre ellos”. “Definitivamente congeniamos” o incluso “No tenía feeling”. La gente es mucho más propensa a recurrir a la emoción y al instinto en momentos como éste. Tanto si eres el reclutador como el candidato, todo el mundo espera que una entrevista de trabajo genere cierta química. Pero como esta noción de “química” se basa en mecanismos principalmente inconscientes, es difícil explicarla en términos racionales. Entonces, ¿qué papel juega la química en una entrevista de trabajo? ¿Y es un indicador fiable de la relación que se desarrolla durante una entrevista?
Erwan Deveze, consultor en neuroliderazgo y neuromanagement, nos desvela qué hay realmente detrás de la química y qué podemos hacer para que se produzca.
Un proceso en gran medida inconsciente
Tener química o estar en la misma longitud de onda se considera a menudo como un sentimiento inmutable que se crea entre dos individuos y que dice algo sobre la calidad intrínseca de una persona. Esto es lo que implica la expresión “estar en la misma longitud de onda”. En una entrevista de trabajo, puedes llegar a la conclusión de que has encontrado al mejor candidato para el puesto. Pero, según Deveze, no es tan simple ni sencillo. Para él, la química se basa en “todo un conjunto de sensores inconscientes que entran en juego durante una entrevista y que influyen considerablemente en tu estado mental, en tus emociones y en la impresión que tienes de la otra persona”.
Y las preguntas y respuestas -lo que probablemente imaginas como la parte más objetiva de la entrevista- son sólo la punta del iceberg cuando se trata de crear química. “Se cree que sólo el 10% de la actividad del cerebro es consciente, mientras que el 90% proviene del inconsciente. Cuando estás en una entrevista de selección de personal cara a cara, es evidente que hay muchas cosas que intervienen en la creación de química, la mayoría de las cuales pasan desapercibidas.”
Una situación estresante y compleja
Si el inconsciente parece tener el papel protagonista, es porque las entrevistas de trabajo son un momento en el que la mayoría de nosotros se encuentra en su momento menos natural. Según Deveze, incluso las entrevistas exitosas con bromas amistosas pueden ser experiencias angustiosas que el cerebro percibe como una amenaza: “El cerebro se pone entonces a luchar contra esta amenaza escudriñando toda la situación, aunque no tenga nada que ver con la entrevista”. Hay muchos prejuicios potenciales en el trabajo, especialmente en una entrevista de trabajo”. He aquí algunos de ellos.
- Los sentidos en juego
A veces, no hace falta mucho para que haya una falta de complicidad en las entrevistas. “Nuestros sentidos juegan un papel importante en la creación de la química”, dice Deveze. Por ejemplo, el olfato puede ser un factor determinante en la percepción de alguien: “El simple hecho de llevar una fragancia que desencadene un recuerdo negativo en el reclutador puede crear un prejuicio más o menos inconsciente que distorsione la química entre vosotros”.
La voz también influye en la relación entre el entrevistado y el entrevistador. Se sabe que el tono y la forma de hablar desempeñan un papel importante en la “sensación” que se obtiene de alguien, independientemente de lo que realmente le esté diciendo. Esto se ha demostrado en varios estudios. Por ejemplo, un estudio para la Royal Society sobre la percepción del liderazgo a través del tono de voz concluye que las personas confían más en alguien con un tono de voz bajo y tranquilo que en alguien que habla con un tono de voz alto. Sin embargo, el estrés de una entrevista de trabajo puede hacer que se hable más rápido y con un tono de voz alto, lo que amenaza con disolver cualquier química entre el reclutador y el candidato.
- La química también depende de la hora del día
Cuando se trata de entrevistas, el contexto lo es todo. Por ejemplo, un pequeño detalle como la hora de la entrevista puede cambiar la sensación de la gente y arruinar lo que de otro modo sería una buena química. “Cuando tienes una entrevista de trabajo a mediodía, ha pasado ya toda la mañana”, dice Deveze. “Probablemente vas a tener hambre y tus niveles de energía no son lo que eran a las 9 de la mañana”.
Esto puede parecer insignificante, pero en la práctica se trata de un prejuicio enormemente influyente que fue puesto de manifiesto por un estudio estadounidense publicado en 2011 en la revista de la Academia Nacional de Ciencias que analizaba los procesos mentales detrás de las decisiones de los jueces en casos de libertad condicional. “Si tu caso se presentaba a las 9 de la mañana, tenías un 70% de posibilidades de que te aceptaran la libertad condicional, fuera como fuera”, dijo Deveze. “Pero si tu caso se presentaba a mediodía, tus posibilidades caían en picado hasta el 0%. No tenías ninguna posibilidad de salir en libertad condicional. A mediodía, los jueces estaban cansados, hambrientos y no estaban tan implicados emocionalmente. Sería más probable que pospusieran su decisión”.
Con tantas influencias externas, factores subjetivos y prejuicios que intervienen en la creación de la química, es difícil confiar en el “instinto” como un indicador sólido.
¿Qué nos enseña la química?
- El instinto es un producto de la evolución del cerebro
Para Deveze, todas estas preguntas tienen respuesta en la evolución del cerebro humano: “En la evolución humana, el grupo era sinónimo de supervivencia. Si tenías la mala suerte de encontrarte solo, era una señal de muerte inminente”. A la hora de interpretar los estados emocionales, estamos más en sintonía con las personas que son similares a nosotros porque es más probable que encajen en el grupo y nos ayuden en una situación concreta”. Cuando hay buena química en una entrevista de trabajo, el reclutador puede calibrar mejor la capacidad del candidato para integrarse en su futuro equipo. En este caso, es perfectamente normal buscar a personas con las que crees que podrías trabajar fácilmente.
Las cosas sólo se vuelven problemáticas cuando la afinidad que tenemos por quienes se parecen a nosotros hace que los reclutadores pasen por alto a candidatos que bien podrían haber sido más adecuados para el puesto. “Cuando te encuentras cara a cara con alguien que no comparte los mismos códigos que tú, se activan los circuitos cerebrales implicados en la respuesta a la amenaza. Esta sensación es molesta e incómoda, algo que a nadie le gusta. En cambio, si la otra persona se parece a ti, se crea una sensación de compenetración y confianza mutua. Por eso es más probable que se elija a alguien que se “parece” al reclutador, aunque no sea tan buena pareja, objetivamente hablando”.
- Este tipo de química no es una ciencia difícil
Puede ser difícil de admitir, pero este tipo de química es totalmente subjetiva e inconsciente. Para Deveze, es importante recordarlo con humildad porque la mayoría de la gente tiende a pensar que es más racional de lo que es. “Nos sobrevaloramos a nosotros mismos y sobreestimamos nuestra capacidad de ser objetivos“, dijo. “Creemos que somos infalibles y que nuestros sentimientos son el resultado objetivo de la entrevista, pero esto es una ilusión”. Este particular sesgo cognitivo ha sido demostrado por el trabajo de Kruger y Dunning. También está en juego en el llamado “efecto tercera persona”. Probada por el sociólogo W Phillips Davison, esta teoría explica cómo la gente se cree más objetiva y menos sugestionable que los demás.
Pero, en última instancia, el único problema real es la importancia asignada a la química a la hora de determinar nuestras elecciones y relaciones. En lugar de utilizarla como único indicador de la calidad de una entrevista -y cuando uno es el candidato, de la propia empresa-, debería considerarse como un factor entre muchos otros, como el contexto o el entorno físico, lo que dice la gente y el estrés de estar en una entrevista.
Es fácil sentir que tu entrevista ha sido un gran fracaso. Puedes pensar que tu enfoque fue erróneo o que no ha causado una buena impresión porque no hubo chispa. Los candidatos suelen percibir estas impresiones subjetivas como hechos racionales. Pero es posible que el reclutador no vea las cosas de la misma manera y que simplemente haya tenido un mal día.
“Generalmente estamos hipervigilantes durante una entrevista de trabajo. Le damos demasiadas vueltas a las cosas y tendemos a centrarnos en ciertos detalles mientras olvidamos el resto”, dice Deveze. Por eso es importante contextualizar las emociones, analizarlas para ver si se ajustan a la realidad y recordar que son subjetivas. Al fin y al cabo, no es raro sorprenderse gratamente después de una entrevista que, de otro modo, se consideraba un desastre.
Crea tu propia química
- Dale la vuelta a la tortilla
La química no es sólo un aspecto de la entrevista que hay que abordar. También se puede cultivar y desarrollar.
En el contexto de una entrevista de trabajo, por ejemplo, se puede fomentar la química cambiando la dinámica de poder. La neurociencia ha demostrado que los cerebros tanto del reclutador como del candidato se estimulan cuando se realiza una entrevista en la naturaleza”, afirma. “Los mecanismos neurobiológicos pueden entonces transformar la calidad de la propia entrevista. La jerarquía estricta tiende a desaparecer, lo que puede ayudarte a ser más sincero y auténtico. Estarás en un mejor estado emocional que si estuvieras rodeado por las paredes de la oficina, lo cual es bueno en las entrevistas”.
Así que, si tu reclutador es de mente abierta y puedes sugerir un lugar para la entrevista, considera la posibilidad de elegir un parque u otro entorno natural como forma de fomentar la química.
- Planificar con antelación para crear química
A continuación, adoptando un enfoque más estratégico, puedes aprovechar la química que has cultivado para destacar entre los demás candidatos. Deveze recomienda trabajar en la forma de fomentar un “ambiente” positivo con tu reclutador, limitando cualquier posibilidad de incomodidad el día de la entrevista. “Para establecer una relación, es necesario sentirse bien el día de la entrevista, y esto requiere una preparación adecuada. Es importante elegir ropa cómoda y hacer un reconocimiento para familiarizarte con el lugar de la entrevista. También debes trabajar tu dicción, tu tono de voz y tu lenguaje corporal grabándote”. Si lo preparas todo con antelación, te sentirás más seguro de ti mismo en tu gran día.
Según Deveze, también puedes establecer una relación con tu entrevistador observando su lenguaje corporal y sus microexpresiones, e imitándolas de forma sutil. “De un cerebro a otro, existe una especie de mecanismo de “wi-fi neuronal” llamado sistema de neuronas espejo. Cuando estás cara a cara con alguien que utiliza los mismos gestos que tú, tus defensas bajan. Si eres lo suficientemente inteligente como para hacer una sincronización mental o sintonización cerebral, que implica imitar sutilmente los gestos del reclutador, habrá más química a nivel inconsciente”.
Para el final perfecto de la entrevista, Deveze sugiere una técnica sencilla. “¡No olvides sonreír! Tanto las emociones positivas como las negativas son naturalmente contagiosas. Cuando sonríes, tranquilizas a la otra persona y la haces sentir feliz”.
Fuente: Welcome to the jungle