¿Emprender es demasiado arriesgado? ¡Lanza tu empresa en modo “lean”!

¿Emprender es demasiado arriesgado? ¡Lanza tu empresa en modo “lean”!

Lo escuchamos una y otra vez: los europeos y, sobre todo los belgas, suelen sentir una aversión al riesgo mucho mayor de lo que es en El Dorado de las startups al otro lado del Atlántico. Siendo honestos, es una realidad global… Aún así, cabe reconocer que las mentalidades cambian e, incluso en la vieja Europa, el emprendimiento está en auge.

Hace tiempo que la tendencia no consiste en dedicar todos los esfuerzos a perfilar un plan de negocios perfecto para después descubrir que en la práctica el cliente “no comprende tu ingenio” y que no serás el próximo Mark Zuckerberg. ¿Quiere esto decir que hay que renunciar? ¿Qué hay que evitar a toda costa el emprendimiento y el riesgo que conlleva? ¡Para nada! Emprendemos pese a todo, pero no sin haber confirmado todo lo que sea posible antes de invertir demasiado dinero. O, como se diría en el mundo de las startups, emprendemos en modo “lean startup”.

Se trata de una teoría (definida por el empresario americano Eric Ries en su obra “The Lean Startup”, publicada en 2011), pero es una teoría consagrada a… la práctica. Partimos, por lo tanto, de la idea de que no tiene sentido dedicar una enorme cantidad de tiempo, energía y todos tus ahorros al desarrollo de un producto final sin haber tomado la precaución de confirmar previamente que realmente responda a una necesidad del mercado. La idea es, pues, contrastar lo antes posible tu producto con el mercado y recopilar opiniones de los clientes para volver a ellos con un producto que esperas que responda mejor a sus expectativas, y repetimos este ciclo tantas veces como sea necesario.

Has recibido todas las opiniones posibles del mercado y…¿Tu producto es lo mejor de lo mejor? ¡Bravo! Si no, habrá que ajustar el producto. Esto es lo que llamamos “pivotar” y, en la mayor parte de los casos, se trata de un proceso reiterativo, es decir, que lo pivotamos, lo testamos de nuevo para recopilar nuevas críticas… y hacemos esto tantas veces como sea necesario hasta encontrar la solución que espera el cliente (y por la cual está dispuesto a pagar lo suficiente como para que tu negocio sea viable).

Hay que tener en cuenta que el “lean startup” es, ante todo, un método que se basa en el principio según el cuál debemos centrarnos en responder a una necesidad pero, como todos los métodos, tiene sus límites; por ejemplo:

  • El modelo “lean” rompe en cierta medida la visión y abandona la innovación disruptiva a favor de la innovación incremental, con pequeñas fases fáciles de implementar. Ciertas ideas toman más tiempo en tomar forma, de manera que no es probable que sobrevivan a un método así.
  • El “lean startup” favorece a los proyectos de “razón”, es decir, aquellos que, gracias a sucesivas iteraciones pequeñas, mejoran las métricas a un coste menor, con el riesgo de alejarse del proyecto fruto de la pasión que en un principio había motivado al emprendedor.
  • El proceso se centra principalmente en el desarrollo del producto y no tanto en el proceso de emprendimiento.
  • No ayuda necesariamente a encontrar fondos, como en el caso de un “business plan”.

En conclusión, se trata más de una actitud emprendedora que de una metodología completa. Es cierto que este método se apoya en herramientas prácticas que todo emprendedor debería usar, pero conviene hacer uso también de herramientas complementarias.

Fuente: 1819.brussels

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